Esoterismo: Oráculos y Mancias.

 

Cuando hacemos relación a estos temas, estamos hablando de aquello que está oculto a los sentidos, que es ajeno a la ciencia o que es difícil de entender. Es aquel conjunto de conocimientos y prácticas que fácilmente se relacionan con la magia, la alquimia, la astrología y otras materias que no se basan en la experimentación científica.

 

Y hay algo de verdad en ello. El Esoterismo viene del griego esoteros que significa de dentro, interior o íntimo, y es un término genérico usado para referirse al conjunto de conocimientos, enseñanzas, ritos y prácticas reservadas sólo para iniciados.

Dentro de estas prácticas encontramos las mancias (del griego manteia que significa “adivinación” o “práctica de predecir”), algunas muy conocidas como el Tarot (cartomancia) o la quiromancia (arte adivinatorio mediante la interpretación de las líneas de las manos) y también otras no tan conocidas como las Runas (Símbolos inscritos en piedras provenientes de la mitología escandinava).

 

Los Oráculos dicen relación con conocimientos o respuestas que llegan a la persona a través de sacerdotes u otros ministros. Dichas respuestas incluso pueden reflejarse mediante señales físicas o símbolos que son interpretados por los especialistas. Se conoce como Oráculo también al lugar donde se realiza este tipo de consultas. Algunos de los más conocidos son el Oráculo de Delfos en Grecia y el Libro del I-Ching proveniente de China.

 

Los sabios de pueblos antiguos como los caldeos, los babilonios o los árabes, utilizaban estos conocimientos y técnicas para hacer predicciones; luego en la Edad Media fueron disciplinas muy respetadas que se estudiaban en las universidades, pero con la aparición de la ciencia racional quedaron relegadas, junto con la astrología y la alquimia, a los baúles de la historia como si se trataran de reliquias de una época menos racional.

 

Hoy día, a comienzos del siglo XXI, la gran fisura entre la ciencia y el misticismo se ha estrechado considerablemente. Cada vez más, la ciencia confirma más que desmiente los fenómenos “irracionales”: se han medido los cambios que se producen en la actividad de las ondas del cerebro durante la meditación; el aura humana puede fotografiarse con una cámara Kirlian e incluso las partículas atómicas, que son las unidades básicas del universo, parecen ordenarse ellas mismas de acuerdo con las expectativas de quien las percibe.